Por Yuri LópezGallo
Dicho popular
En un mundo donde lo inmediato y el exceso son la constante, el trabajo del arte marcial se vuelve una herramienta muy importante para la formación de los niños.
Es innegable que los niños de hoy soy diferentes a los niños de antes, el ritmo de aprendizaje, la enorme cantidad de información que las nuevas tecnologías han puesto a nuestro alcance, aunado a la inmediatez de la vida, ha generado que los niños siempre quieran “más” y de inmediato o de lo contrario pierden el interés.
Lo anterior genera que algunos instructores de Taekwondo, en su afán por mantener a los alumnos “contentos” u ocupados, comienzan a enseñar más y más a sus alumnos, es decir, se olvidan del programa de enseñanza y su relación con los grados y la madurez de los alumnos.
El problema es que enseñar mucho y más, se aleja del principal objetivo del Arte Marcial, la búsqueda de la auto perfección.
Hoy en clase, mi maestro me dijo:
“Que los niños sean niños, vivan como niños, aprendan como niños y sean felices como niños, evitará que al llegar a la adultez añoren el pasado, lo que les permitirá ser felices y plenos como adultos, hay niños que viven como adolescentes demasiado pronto, hay adolescentes que se comportan como adultos y a la larga, al envejecer se encuentran frustrados y recuerdan su pasado queriendo volver a ser niños, y pasa lo mismo en el Tae Kwon Do”.
Es decir, lo anterior aplica para los alumnos del Taekwondo, los cintas blancas, son cinta blanca, deben aprender y PERFECCIONAR los conocimientos de su grado hasta volverse expertos en ese grado y así, podrán aspirar a uno nuevo, esto se aplica en todos los grados y todas las edades.
Mientras que afuera todo es fugaz y brinda satisfacción inmediata, en el arte marcial el tiempo debe hacer su trabajo.
Cada grado tiene un tiempo, y ese tiempo debe dedicarse específicamente al perfeccionamiento de los conocimientos del grado del alumno.
La práctica del Taekwondo reposa en la repetición permanente, lo que además de permitirle al alumno, convertirse en un experto, le permite trabajar internamente su voluntad y su paciencia.
En un mundo donde lo inmediato es fugaz, hagamos de la repetición, la paciencia y el trabajo constante y disciplinado la base de la formación de nuestros alumnos.