Por Sbn Yuri Lópezgallo
“Quien no es envidiado, no es digno de serlo”.
La envidia es uno de los sentimientos más humanos, pero no por eso es menos detestable.
Es por ello que en los textos bíblicos aparece como uno de los “Siete Pecados Capitales”, y es mencionada en un gran número de obras literarias, algunas tan importantes como la “Divina Comedia”, donde Dante escribió que:
“A los envidiosos se les cosían los ojos en el purgatorio, para que no sintieran placer al ver la desgracia de los demás”.
En el arte marcial, como en todas las actividades humanas, la envidia existe, y es través del DO, que el verdadero artista marcial debe eliminar este asqueroso sentimiento:
Un verdadero MooDoIn entiende que el verdadero responsable de su felicidad son, él mismo y su comportamiento, al eliminar el apego a las cosas intrascendentes puede concentrarse en el aquí y el ahora, y es por ello que la felicidad es y los éxitos de los demás no supone para él un problema que me genere envidia, sino en todo caso, son una motivación para ser cada vez mejor, aunado a que la felicidad de los demás, debería crear en todo un sentimiento de felicidad por el prójimo.
Ejemplos sobran en las marciales:
Hace al menos tres siglos, en Okinawa, uno de los mayores expertos en artes marciales Pechin, tenia como alumno al prodigioso Kanga “Tode” Sakugawa. Cuando el maestro se enteró de que un famoso diplomático chino, experto en artes marciales había invitado a su alumno a entrenar le dijo:
“Sakugawa, tienes que ir con él, abrir tu mente y aprender todo lo que puedas, Kushanku es un gran experto y te podrá enseñar cosas que yo no, ve y entrena, ve a y aprende y luego cuando sea necesario vuelve a compartir tus conocimientos”.
De esta manera, los grandes maestros reconocen y respetan a los otros, porque el Do guía sus vidas, no solo en el dicho sino en el hecho.
Siempre habrá alguien que te envidie, y eso al final no es tan malo:
“Quien no es envidiado, no es digno de serlo”.
Esquilo de Eleusis.
El problema no es realmente que te envidien, el problema es del que envidia:
Porque su propia pequeñez e inferioridad se refleja distorsionado en tus logros, en tu éxito y en tu felicidad.
Lo contrario de la envidia es la nobleza, es decir, sentir empatía y felicidad por los demás, alegrarnos de los éxitos del prójimo y ser felices con lo que es nuestro, poco o mucho, pero nuestro.
Desafortunadamente, la envidia es algo tan cotidiano, que es muy común observar actitudes que la demuestran dentro de practicantes del arte marcial.
Ignora lo negativo y sigue brillando.
Sigamos en el Camino.
Sbn Yuri Lópezgallo
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