La habilidad de mantener el equilibrio en una postura completamente erguida es única en los seres humanos y sin duda una de sus habilidades más preciada corporalmente. Invertimos más tiempo en aprender a equilibrarnos que cualquier otra criatura. Conforme envejecemos, algunas veces sentimos menos confianza en nuestra habilidad de equilibrarnos. Perder la habilidad del equilibrio nos hace temerosos de las actividades del día a día, amenaza nuestra independencia y lastima nuestra autoestima. Caer o el miedo a caer son considerados como amenazas serias a la salud de los ancianos.
Descubrimientos interesantes emergieron de esta nueva investigación y uno de los descubrimientos más importantes fue que la flexibilidad del comportamiento es lograda a través de la práctica y la repetición y que con la repetición los patrones de movimiento se hacen más adaptables y menos rígidos o estereotípicos. “La práctica y la experiencia permiten la organización de sistemas de acción para cumplir un fin práctico…en vez de adquirir un programa motor, el individuo desarrolla una habilidad. Esa habilidad es la de usar información para coordinar movimientos y posturas de manera flexible para cumplir una tarea”. En otras palabras, podríamos definir el equilibrio como una habilidad compleja en vez de una función del sistema nervioso.
Otros investigadores de sistemas de acción hicieron importantes observaciones acerca del equilibrio. Descubrieron que equilibrarse mientras se realiza una actividad es dependiente de ajustes posturales anticipados. Demostraron que los cambios posturales preceden los movimientos necesarios para realizar la tarea y esos cambios preparan el cuerpo para equilibrarse. Esta actividad postural anticipada que previenen a la persona de perder el equilibrio mientras realizan diferentes actividades. Estos descubrimientos indicaron que la cognición es un componente importante de la habilidad de equilibrarse.
La “cognición” es definida como el proceso de saber, percibir y recordar. En referencia al movimiento humano, la cognición es el saber lo que se quiere hacer (por ejemplo “cepillar rodilla izquierda, empujar a la derecha”), percibir lo que se hace conforme se está en movimiento (qué tanto tu “cepillar rodilla izquierda, empujar a la derecha” se parece al que tu maestro te enseña), y recordar lo que hiciste para poder hacerlo de nuevo. Los comentarios del maestro Yang Zhenduo respecto al estudio del Tai Chi, yendo de la “aproximada” a la “detallada” a la “refinada” práctica es una perfecta descripción de cómo la cognición afecta la práctica y la práctica afecta a la cognición.
Antes de realizar cualquier movimiento, nuestro sistema nervioso necesita anticipara cómo equilibrar el cuerpo conforme se desplaza. Esta activación anticipada de los músculos posturales está basada en la experiencia y en el proceso de cognición. Estudios han demostrado que la falta de habilidad de anticipar y preparar adecuadamente los sistemas de control postural para el movimiento entre los adultos mayores estaba relacionada con la pérdida del equilibrio. También se demostró que los adultos mayores mostraron una mejoría proporcionalmente mayor durante las pruebas de equilibrio que los individuos más jóvenes si dichas pruebas eran repetidas en múltiples ocasiones. Esto sugiere que los adultos mayores intuitivamente confían más en la cognición que en su reactividad para controlar el equilibrio.
En adición a la cognición, hay factores psicológicos que contribuyen a la habilidad de equilibrarse. Las tres grandes características en esta categoría son: el sistema vestibular, la visión y la propiocepción.
El sistema vestibular, localizado en el oído interno, resuelve conflictos del equilibrio a través de una serie de complejos canales semicirculares que son capaces de percibir la aceleración y giros. Las personas con problemas vestibulares pueden ser ayudadas con ejercicios que los ayudan a confiar más en la visión y propiocepción. Los movimientos de Tai Chi como el de “agitar las nubes”, que combinan movimientos de giro de cabeza con enfoque visual que son similares a los movimientos usados en la terapia vestibular. También, el Tai Chi hace énfasis en generar una “raíz” en los pies como ejemplo de cómo usamos la propiocepción para aumentar la confianza en nuestro sentido del equilibrio.
Investigación realizada sobre el equilibrio ha encontrado consistencias en que una discapacidad visual, causada por condiciones de escasa iluminación o por una pobre capacidad visual, afecta nuestra habilidad de equilibrarnos. La mayoría de nosotros conoce la relación entre la visión y el equilibrio debido a la experiencia propia. El proceso de envejecimiento frecuentemente reduce la capacidad visual y esta es una consideración importante cuando estudiamos el equilibrio en adultos mayores. Confiar más en la propiocepción ayuda a reducir el impacto de la pobre visión en el equilibrio.
La propiocepción es el fundamento de todos nuestros movimientos y de la habilidad de equilibrarnos. Es el sentido que nos permite conocer la posición de nuestras extremidades, la cantidad de tensión en nuestros músculos, qué tanto nuestras articulaciones están dobladas y la cantidad de presión que sentimos dentro de las articulaciones. La propiocepción puede ser descrita como un GPS interno que mapea nuestra estructura y mecánica corporal de momento a momento. El desuso, más que el envejecimiento, reduce nuestra habilidad propioceptiva. Entre las tres grandes características del equilibrio, la propiocepción parece ser el más robusto, entrenable y durable sentido durante nuestra vida.
De cualquier modo, es importante tener en mente que la interacción entre estos tres sistemas es lo que nos permite equilibrarnos. Esta interacción es una función del sistema nervioso y nuestro sistema nervioso demuestra “plasticidad” a través de nuestra vida.
La “plasticidad” describe la habilidad de nuestro sistema nervioso para realizar cambios estructurales en respuesta a demandas internas y externas. Uno de los cambios estructurales que nuestro sistema nervioso es capaz de hacer durante nuestra vida es la capacidad de seguir generando dendritas. Las dendritas son prolongaciones alargadas con forma de tentáculo que reciben estimulación y pasan información al cuerpo de la neurona. Las neuronas son las células nerviosas que permiten al sistema nervioso intercambiar información a través del cuerpo y dirigir el movimiento. Cada dendrita está ramificada para recibir múltiples conexiones de otras neuronas. Esta red de información nos permite integrar múltiples piezas de información sensorial para lograr realizar actividades complejas como equilibrarnos. En el idioma de los 10 Principio de la Práctica del Tai Chi de Yang Chengfu, el “bosque de dendritas” ayuda al sistema nervioso a unificar lo interno con lo externo. El crecimiento de las dendritas es el ejemplo perfecto de “úsalo o piérdelo”. El número de dendritas que podemos usar está determinado por la exigencia en los desafíos que le ponemos a nuestras habilidades y qué tanto practicamos para mantener dichas habilidades.
Este articulo ha investigado los componentes necesarios para producir equilibrio, definir equilibrio como la capacidad de mantener el centro de gravedad sobre la base de apoyo mientras se está estático (equilibrio estático), mientras nos desplazamos (equilibrio dinámico) y mientras espontáneamente afrontamos el entorno (equilibrio adaptativo). Los elementos que parecen ser esenciales para el desarrollo del equilibrio son la motivación, ciertas capacidades físicas, la cognición y la integración sensoria.
Mientras más practiquemos mejores seremos.
La manera en la que se practica Tai Chi se dirige a los diferentes tipos de equilibrio. Las posturas individuales de Tai Chi dan la oportunidad a los estudiantes de practicar el equilibrio estático con diferentes grados de dificultad. Las formas de Tai Chi, que son secuencias de posturas conectadas a través de movimientos transicionales, desafiando las capacidades de equilibrio dinámico. Practicar Tai Chi en grupo y en diferentes ambientes proporciona práctica para el equilibrio adaptativo. Tai Chi Tui Shou (push hands) provee la práctica más rigurosa requerida para los tres tipos de equilibrio.
El Tai Chi desarrolla capacidades físicas que el simple hecho de caminar no podría. Las posturas de Tai Chi en las que se flexiona y baja la rodilla desarrollan la fuerza en los músculos extensores de la cadera y la pierna. El incremento en la fuera de dichos músculos nos ayuda a estabilizarnos conforme nos movemos, evitando que el torso se tambalee hacia el frente. La manera en que el peso se transfiere de una pierna a la otra cuando se practica Tai Chi es completamente diferente a cuando se camina y requiere mucho más esfuerzo muscular. La transferencia lenta y controlada del peso mantiene un número alto de unidades motoras musculares, por lo tanto, contribuye a incrementar la fuerza general. La mecánica de los movimientos de Tai Chi son más parecidos al correr que al caminar. Justo como cuando se corre, nos movemos de una pierna de soporte flexionada a una extendida hacia delante. Como correr en cámara lenta, gradualmente flexionamos la pierna adelantada mientras estiramos la pierna posterior para transferir el peso de una pierna a la otra. En Tai Chi, flexionamos y estiramos las piernas como si se comprimieran y liberaran resortes. Este patrón de tensión y liberación condicionan nuestros tendones.
La variedad de movimientos de Tai Chi y la precisión en su desempeño da habilidades cognitivas con bastante entrenamiento. Un experimentado practicante de Tai Chi conoce más de 100 posturas diferentes y muchos más movimientos de transición que conectan una postura con la siguiente en un flujo continuo de movimiento que puede tomar hasta una hora en completar la secuencia completa de una forma de Tai Chi. Lleva mucho tiempo de habilidad cognitiva para recordar, anticipar y seguir tantos movimientos discretos. Los aspectos cognitivos de la práctica del Tai Chi dan a los estudiantes un enorme repertorio de estrategias anticipatorias de equilibrio.
La práctica del Tai Chi incluye una aplicación constante de integración sensorial. Por ejemplo, la posición de “preparación” (yu bei shi) al inicio de cada forma representa una específica e intensa observación sensorial: ¿está mi cabeza derecha? ¿se encuentra mi espalda levantada y mi pecho hundido? ¿está el área de mi cintura suelta? ¿mis hombros están relajados? ¿mi espíritu elevado? ¿ mi mente está quieta?. Conforme progresa el estudiante en la práctica del Tai Chi, el reto de integrar la información sensorial aumenta, llevando a un increíble refinamiento sensorial- la habilidad de percibir más allá de la estructura y sentir la energía e intención.