Nuestra revolución mexicana tuvo a un japonés que tal vez nunca escuchaste hablar de él, es la historia de Kingo Nonaka, fue un samurai que peleó al lado de Madero y Villa.
José Genaro Kingo Nonaka, nacido bajo el nombre de Kingo Nonaka, fue un médico con nacionalidad mexicana y japonesa nacido en 1889. Originario de la Prefectura de Fukuoka, Kyūshū, Japón, migró a los 16 años a México. Inicialmente se asentó en un plantación de café en Oaxaca, para luego dirigirse a los Estados Unidos. En Chihuahua fue adoptado por Bibiana Cardón, quien lo bautizó como José Genaro.
Gracias a la familia Cardón, José Genaro Kungo Nonaka se educó como enfermero en un hospital cercano, con lo cual le fue otorgada una licencia de libre circulación. En 1911, mientras tomaba un receso vacacional en Casas Grandes, Francisco I. Madero realizó un ataque fallido contra el coronel Agustín Valdés.
Debido a una herida en el brazo de Madero, los militares acudieron a Kungo Nonaka para que lo curara. A partir de ese evento José fue reclutado como parte del batallón de sanidad maderista. Su labor junto al Apóstol de la democracia finalizó con el golpe de estado conocido como la Decena Trágica.
Posteriormente, de 1913 a 1915 trabajó al lado de Francisco Villa, con quien recorrió el norte de país. Varias de las experiencias al lado del Centauro del Norte están documentadas en el libro “Kingo Nonaka, Andanzas Revolucionarias”.
En total, José Genaro participó en 14 operaciones militares durante la Revolución Mexicana: dos bajo el mando de Francisco I. Madero y 12 en la División del Norte. Alcanzó el grado de capitán en el Batallón de Sanidad de la División del Norte. Por su nacionalidad de origen, recibió el apodo de “El Samurai” dentro de las tropas.
Kingo Nonaka posrevolucionario; fotógrafo y policía
Debido a que en Japón practicó buceo, cuando Rodolfo Fierro se ahogó en la Laguna de Casas Grandes ayudó a recuperar su cuerpo. En 1915 conoció a la enfermera Petra García Ortega, con quien se casó y tuvo cinco hijos. Para 1919 renuncia a su trabajo en el Hospital Civil de Ciudad Juárez y empieza a dedicarse a la fotografía.
En 1921 se mudó a Baja California, donde abrió un estudio de fotográfico, además de unirse al cuerpo policiaco de Tijuana. Tres años más tarde se naturalizó mexicano y empezó a tomar fotografías de la ciudad. Su obra se centró en la vida cotidiana de la urbe y no en su perspectiva turística. Retrató eventos culturales, cívicos y deportivos, forjando un testimonio de la transformación de Tijuana e una metrópoli moderna. Para unificar su trabajo como fotógrafo y policía, estudió el diplomado a distancia “Fotografía, Dactiloscopía, Criminología y Grafología” del Institute of Applied Science, de Chicago, Illinois, Estado Unidos, del que se graduó en 1933. Dejó un legado cultural de 300 fotografías que retratan la vida de Tijuana en el México posrevolucionario.
Debido a las tensiones durante la Segunda Guerra Mundial, Kingo Nonaka y otros trescientos japoneses en México fueron centralizados en la Ciudad de México por órdenes del general Lázaro Cárdenas. En 1963 recibió una condecoración como veterano de la Revolución por el presidente Adolfo López Mateos. En 1972 recibió un homenaje del presidente Luis Echeverría.
Este héroe revolucionario falleció en diciembre de 1977, diez años después de ser condecorado por el secretario de defensa Marcelino García Barragán. Fue sepultado en Panteón Jardín de la Ciudad de México.