Por Ninja Culture
En el corazón de las montañas de Japón, había una aldea de ninjas llamada Akakawa, conocida por sus guerreros habilidosos y leales. Entre ellos, había un joven ninja llamado Fuma, quien era considerado uno de los más prometedores de su generación.
Un día, Fuma fue enviado a una misión al monte Fuji, considerado un lugar sagrado y peligroso. La misión era recuperar un artefacto antiguo que se decía que tenía poderes especiales. Fuma regresó a la aldea después de varios días, pero algo estaba mal. Su comportamiento era extraño y su mirada parecía haber cambiado.
Pronto, se descubrió que Fuma había sido poseído por un oni, un demonio japonés conocido por su crueldad y poder. El oni había sido despertado en el monte Fuji y había tomado control del cuerpo de Fuma.
El ninja poseído comenzó a atacar a sus compañeros de aldea, quemando casas y destruyendo todo a su paso. La aldea de Akakawa estaba en peligro y no sabían cómo detener al ninja poseído.
En ese momento, el joven ninja Yagami, considerado el más habilidoso de la aldea, decidió enfrentar a Fuma. Yagami sabía que no podía derrotar al ninja poseído con sus habilidades normales, por lo que buscó la ayuda de un clan vecino.
El clan vecino, llamado Kusanagi, tenía una espada sagrada que se decía que podía expulsar a los demonios. La espada, también llamada Kusanagi, había sido forjada en el cielo y era considerada una de las armas más poderosas de Japón.
Yagami viajó al clan Kusanagi y obtuvo la espada sagrada. Con la Kusanagi en mano, regresó a la aldea de Akakawa y se enfrentó a Fuma. La batalla fue intensa y ambos ninjas demostraron su habilidad y fuerza.
Sin embargo, la espada Kusanagi demostró ser demasiado poderosa para el oni que poseía a Fuma. La espada brilló con una luz sagrada y el oni comenzó a debilitarse. Finalmente, Yagami logró expulsar al demonio del cuerpo de Fuma, liberándolo de su control.
Fuma, ahora libre del control del oni, se despertó sin recordar nada de lo que había sucedido. La aldea de Akakawa se sintió aliviada y agradecida con Yagami por haber salvado a su compañero y haber protegido a la aldea.
La espada Kusanagi fue devuelta al clan Kusanagi, y Fuma se sometió a un riguroso entrenamiento para asegurarse de que nunca volviera a ser poseído por un demonio. Yagami, por su parte, fue considerado un héroe y su nombre se convirtió en sinónimo de valentía y habilidad en el mundo de los ninjas.