Créditos Ninja Culture
Relato Ninja
En el corazón del bosque, escondido detrás de una cortina de árboles y arbustos, se encontraba un pequeño templo; alli vivia Kunai, un ninja desertor que había abandonado su clan para vivir una vida más pacífica. Sin embargo, Kunai sabía que su pasado no lo dejaría en paz, y por eso había diseñado su templo con dispositivos de seguridad para protegerse de cualquier ataque.
Uno de esos dispositivos era el llamado «piso del ruiseñor». Las maderas del suelo del templo tenían insertados clavos de forma estratégica, de manera que aquel que pisara sin cuidado podría hacer un ruido que sonaba en toda la vivienda. El ruido era similar al canto de un ruiseñor, y Kunai lo había diseñado para alertarlo de cualquier intruso.
Una noche, un grupo de ninjas del clan de Kunai, liderados por su ex compañero Shon Ikashi, llegaron al templo con la intención de capturar o matar al desertor. Shon Ikashi había sido un amigo cercano de Kunai en el pasado, pero la deserción de Kunai había sido considerada una traición por el clan, y Shon Ikashi había sido enviado para castigarlo.
Los ninjas se acercaron al templo con sigilo, intentando no hacer ruido. Sin embargo, uno de ellos pisó sin cuidado en el «piso del ruiseñor», y el ruido del clavo resonó en toda la vivienda. Kunai, que estaba meditando en su habitación, se levantó de inmediato y se dirigió hacia la entrada del templo.
Cuando los ninjas entraron en el templo, Kunai los estaba esperando. Con su habilidad y experiencia, logró derrotar a varios de ellos, pero Shon Ikashi resultó ser un oponente más difícil de vencer. Los dos ninjas se enfrentaron en un duelo intenso, con movimientos rápidos y precisos.
Finalmente, Kunai logró ganar la ventaja y derrotar a Shon Ikashi. El líder del grupo de ninjas cayó al suelo, derrotado. Kunai se acercó a él y le dijo: «No deberías haber venido aquí, Shon. Deberías haberme dejado en paz».
Shon Ikashi miró a Kunai con una mezcla de rabia y tristeza. «Eres un traidor, Kunai», dijo. «No puedes escapar de tu pasado para siempre».
Kunai sonrió. «Ya no soy el mismo hombre que era antes», dijo. «He encontrado un nuevo camino, un camino de paz y tranquilidad. Y no dejaré que nadie me lo quite».
Con eso, Kunai se despidió de Shon Ikashi y lo dejó ir. El grupo de ninjas se retiró, derrotado. Kunai se quedó en su templo, sabiendo que siempre estaría listo para defenderse de cualquier ataque. Y el «piso del ruiseñor» siguió siendo su dispositivo de seguridad más valioso.
Oss
