Por Ninja Culture
Relato ninja
En el antiguo Japón feudal, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques densos, vivía un anciano maestro Ninja llamado Kenzo. Kenzo había pasado la mayor parte de su vida entrenando en el arte del Ninjutsu, y había llegado a ser uno de los más habilidosos y respetados ninjas de su época.
Kenzo había crecido en un clan de ninjas que había protegido al pueblo durante generaciones. Sin embargo, después de una serie de batallas sangrientas y traiciones, el clan había sido disuelto y Kenzo había quedado como el último superviviente.
A pesar de su avanzada edad, Kenzo seguía siendo un guerrero formidable. Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices y su rostro estaba marcado por las arrugas del tiempo, pero sus ojos seguían siendo agudos y su espíritu seguía siendo fuerte.
Kenzo pasaba la mayor parte de su tiempo en soledad, meditando y entrenando en el bosque. Sin embargo, ocasionalmente, aceptaba discípulos que deseaban aprender el arte del Ninjutsu.
Un día, un joven llamado Kato llegó al pueblo en busca de Kenzo. Kato había oído hablar de la leyenda del anciano maestro Ninja y deseaba aprender de él. Kenzo, después de evaluar al joven, decidió aceptarlo como discípulo.
Durante meses, Kenzo entrenó a Kato en el arte del Ninjutsu. Le enseñó técnicas de combate, sigilo y estrategia. Kato demostró ser un estudiante rápido y habilidoso, y Kenzo comenzó a ver en él un futuro sucesor.
Sin embargo, no todos estaban contentos con la presencia de Kenzo y Kato en el pueblo. Un grupo de samuráis del clan rival, que había estado buscando venganza contra Kenzo durante años, descubrió su paradero y decidió atacar.
Kenzo y Kato se prepararon para defenderse. En una batalla intensa, Kenzo demostró su habilidad y experiencia, derrotando a varios samuráis. Kato también luchó con valor, demostrando que había aprendido bien las lecciones de Kenzo.
Al final, Kenzo y Kato emergieron victoriosos, pero no sin sufrir heridas. Kenzo, sabiendo que su tiempo en este mundo estaba llegando a su fin, llamó a Kaito a su lado.
«Kato, mi joven amigo», dijo Kenzo, «has demostrado ser un verdadero ninja. Te entrego mi legado, y te pido que continúes protegiendo a este pueblo y a su gente. Recuerda siempre que un ninja debe ser fuerte, pero también debe ser sabio y justo».
Con esas palabras, Kenzo cerró los ojos y se desvaneció en la oscuridad. Kato, llorando, se arrodilló junto a su maestro y juró continuar su legado. Y así, la historia de Kenzo, el anciano maestro Ninja, se convirtió en una leyenda que se transmitiría de generación en generación.
