Artes marciales, confinamiento, entrenar, vivenciar y sobre todo, meditar: Para quien esté leyendo esta entrada… Continúa con el avance de tu práctica marcial, tal y como lo llevas hasta la fecha. Ten en cuenta el concepto principal asociado al Kung-Fu por el cual, te has guiado desde su filosofía y por supuesto la meditación en movimiento.
Mi nombre es Laurence Humberto Tapia Sepúlveda, alumno e instructor del Templo Shaolin Chile, y para contextualizarte desde mi testimonio, primero quisiera comentar parte de la cadena de decisiones que me ha llevado a estar confinado y en proceso de desescalada al otro lado del charco (literalmente desde donde escribo esta columna).
Como ya conocerás, un aporte significativo a la formación académica de cualquier persona, estudiante o incluso practicante marcial, radica en ampliar sus perspectivas desde una óptica ajena a la propia. El cómo puedes comprender elementos comunes y/o brechas en ti mismo, así como su propósito subsecuente al estimular tus propias reflexiones de manera aplicada; sea creatividad, resolución de problemas, creación de oportunidades, herramientas técnicas, entre otras. Pues bien, con estas premisas en mente, consideré que una prudente decisión sería el realizar parte de mis estudios de posgrado en el extranjero, y en este caso particular, España.
Así es chaval… coincidente con la actual crisis sanitaria (Covid-19) que nos afecta a todos. Y puedo dar fe que con más de 82 días de confinamiento la práctica de Kung-Fu, como debe ser a mi entender, se tornó un tanto compleja dada la situación que ocurría a mi alrededor, siendo mis principales pilares el Qi Gong y Tai Chi para reforzar mi sistema inmune de manera preventiva a lo largo de la desescalada y en lo que va de sus fases; afortunadamente ya puedo entrenar con «normalidad» en espacios abiertos, siempre cuidando las distancias y usando mi mascarilla, la práctica continua.
Pero pese a lo anterior, extraño el entrenamiento que realizaba en mi escuela, extraño a mis compañeros de práctica marcial y en especial extraño a mi familia. Ciertamente comprendo que cuando llegue la hora de mi retorno probablemente encuentre un escenario similar en mi país tras confinamiento y posible desescalada tal cual va desde este lado del charco, pero, con el consuelo de reunirme con mis cercanos en casa.
Ahora bien, tal vez no todo responda negativamente respecto de la práctica marcial que podamos realizar actualmente (limitada). En lo personal, he podido contrastar con sorpresa a lo largo de este proceso de confinamiento y soledad, los inesperados frutos que ha encaminado la presente forma de entrenar; directamente centrada en el crecimiento personal…
Es curioso, este entrenamiento complementario en meditación de no acción, reflexiones acerca de tu propio proceso vital, desapego e incluso abstracción a conceptos elementales como el miedo, la felicidad, las emociones… se han manifestado como una notable experiencia de enriquecimiento y oportunidad de ‘desarrollo personal’; que a mi entender, puede comenzar por algo tan sencillo como mirar en tu interior, el vivir-experienciar tus emociones y templaras desde la reflexión vía meditación. Lo que en pocas palabras se traduce en el aquí y el ahora expresado desde las artes marciales .
Amituofo!
Laurence H. Tapia S.